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PERFECCIONISMO, ¿DEFECTO O VIRTUD?

"El principio de polaridad sostiene que todas las verdades son semi verdades. Esto quiere decir que nadie tiene la verdad completa, sino que todos tenemos nuestra parte de verdad. Cada persona, aunque nos parezca equivocada, tiene una porción de conocimiento"


Rompiendo con el perfeccionismo

¿En tu trabajo te das cuenta que no cumples con tus tiempos de entrega y la mayoria de las veces no estás satisfecho con tus resultados y logros?

¿Acaso estás consciente que en muchas ocasiones sabes que tienes el conocimiento y no lo pones en acción y lo compartes porque dudas de ti mismo?


A la mayoría de nosotros nos gustaría tener éxito. Sin embargo, algunos convertimos el éxito en una exigencia. Cuando esto sucede, nos obsesionamos con la búsqueda, no de la excelencia, sino de la perfección. Cuanto mayor es el grado de búsqueda, más a menudo disminuye nuestra alegría. El perfeccionismo se convierte en un monstruo mental.


Para demostrar que son lo suficientemente buenos, los perfeccionistas se esfuerzan por hacer lo imposible. Se fijan metas elevadas y no ven ninguna razón para no alcanzarlas. Pero pronto se ven abrumados por la ardua tarea que se han impuesto. Los estándares de un perfeccionista son tan altos que nadie podría alcanzarlos de forma constante. Están fuera de su alcance y de su razón. La tensión por alcanzarlos es constante, pero las metas son imposibles. Creen que su valor está determinado por el logro de estas metas.


Los perfeccionistas suelen ser el resultado de un hogar donde los hijos tuvieron que demostrar su valía antes de sentirse aceptados por sus padres. Este rasgo de carácter es uno más que debe destacarse si quieres reconciliarte con tu pasado.


¿PERFECCIONISMO O EXCELENCIA EN LO QUE HACEMOS?

Imagina que quieres hornear un pastel delicioso para tus amigos. Empiezas con mucha ilusión, buscando la receta "perfecta", los ingredientes "perfectos" y visualizando un resultado "perfecto". Pero a medida que avanzas, empiezas a notar la más mínima imperfección: una grieta en la superficie, un color ligeramente desigual, quizás no quedó tan esponjoso como esperabas. En lugar de sentirte orgulloso del pastel que hiciste con cariño, te enfocas en esos pequeños detalles y terminas sintiéndote decepcionado.


Lo anterior es un poco lo que sucede con el perfeccionismo en muchos aspectos de nuestra vida, no solo al hornear. Convertimos el deseo de hacer las cosas bien en una necesidad obsesiva de que sean absolutamente impecables, sin errores y cumpliendo con estándares irreales.


¿Te suena familiar sentir que nunca es suficiente cuando entregas un trabajo?, pero en lugar de celebrar el esfuerzo y el resultado, te quedas pensando en lo que podrías haber hecho mejor, en ese pequeño detalle que no quedó como querías. O quizás tienes ideas brillantes, conocimientos valiosos, pero te da miedo compartirlos por temor a no ser lo suficientemente bueno, a que alguien encuentre un error o una crítica.


Cuando el éxito se convierte en una exigencia de perfección, perdemos la alegría en el proceso.

Nos enfocamos tanto en alcanzar esa meta inalcanzable que olvidamos disfrutar del camino y reconocer nuestros logros reales.

Es como si tuviéramos un "monstruo mental" que nos susurra constantemente que no somos lo suficientemente buenos a menos que todo sea perfecto.


¿Por qué caemos en esta trampa del perfeccionismo?

1️⃣ Una de las razones, puede tener sus raíces en la infancia. A veces, crecemos en entornos donde sentimos que solo somos aceptados o valorados si cumplimos con ciertas expectativas muy altas. Aprendemos, de manera inconsciente, que nuestro valor personal depende de nuestros logros y de la ausencia de errores.


2️⃣ Otra razón puede ser la presión social y la cultura en la que vivimos, que a menudo idealiza el éxito impecable y la imagen de perfección en todos los ámbitos. Las redes sociales, por ejemplo, pueden alimentar esta ilusión al mostrar solo los momentos "perfectos" de la vida de los demás, generando en nosotros la sensación de que debemos aspirar a lo mismo.


Las consecuencias del perfeccionismo pueden ser muy negativas:

✔️Procrastinación: El miedo a no alcanzar la perfección nos paraliza y nos impide empezar o terminar tareas. Preferimos posponerlas antes que enfrentarnos a la posibilidad de no cumplir con nuestros altos estándares.

✔️ Insatisfacción constante: Nunca estamos realmente contentos con nuestros resultados, ya que siempre encontramos algo que podría haber sido "mejor". Esto mina nuestra autoestima y nuestra motivación.

✔️Miedo al fracaso y a la crítica: El error se percibe como algo terrible, una prueba de nuestra falta de valía. Esto nos impide tomar riesgos, aprender de nuestras equivocaciones y compartir nuestras ideas.

✔️Agotamiento y estrés: La constante presión por alcanzar lo inalcanzable genera mucha ansiedad, estrés e incluso puede llevarnos al agotamiento físico y mental.

✔️Bloqueo de nuestro potencial: Al no atrevernos a actuar por miedo a no ser perfectos, limitamos nuestro crecimiento personal y profesional.


Es importante entender que la excelencia es diferente a la perfección.

🔵 La excelencia implica esforzarse por hacer lo mejor posible dentro de nuestras capacidades y recursos, aprendiendo de los errores y disfrutando del proceso.

🔴 La perfección, en cambio, es una meta ilusoria e inalcanzable que nos genera frustración y nos impide avanzar.


¿Cómo podemos empezar a romper con este perfeccionismo?

✅️ Reconoce tus patrones de pensamiento perfeccionista: Presta atención a esas voces internas que te exigen la perfección, que te critican por los errores y que te hacen sentir insatisfecho.


✅️ Cuestiona tus estándares: ¿Son realmente necesarios estos niveles de exigencia? ¿Qué pasaría si bajas un poco tus expectativas? ¿Es realista esperar la perfección en todo momento?

✅️ Acepta la imperfección como parte del aprendizaje: Los errores son oportunidades para crecer y mejorar. Nadie es perfecto y equivocarse es humano. Permítete fallar y aprende de ello.


✅️ Enfócate en el progreso, no en la perfección: Celebra tus pequeños logros y avances en lugar de obsesionarte con el resultado final. Reconoce el esfuerzo que has puesto.


✅️ Practica la autocompasión: Sé amable contigo mismo cuando cometas errores o cuando las cosas no salgan como esperabas. Háblate con la misma comprensión y apoyo que le darías a un amigo.


✅️ Date permiso para "terminar" en lugar de "perfeccionar": En algún punto, es necesario aceptar que un trabajo está lo suficientemente bien y dejar de intentar mejorarlo indefinidamente.


✅️ Comparte tus ideas y trabajos, incluso si no son "perfectos": Vencer el miedo a la crítica es un paso importante. Recuerda que la retroalimentación puede ser valiosa para tu crecimiento.


✅️ Reenfoca tu atención en el proceso y el disfrute: Intenta encontrar satisfacción en el acto de aprender, crear o trabajar, en lugar de solo enfocarte en el resultado final.


Romper con el perfeccionismo es un proceso gradual que requiere paciencia y autoconciencia. No se trata de dejar de esforzarse por hacer las cosas bien, sino de liberarnos de la tiranía de la perfección y permitirnos ser humanos, con nuestras fortalezas y nuestras imperfecciones. Al hacerlo, descubriremos una mayor alegría en lo que hacemos, seremos más productivos y nos sentiremos mucho más satisfechos con nuestros logros.


Este artículo está inspirado en las cuatro virtudes cardinales de los griegos y en el concepto de polaridad planteado desde la antigüedad por místicos como Hildegarda de Bingen.



 “El Perfeccionismo no es una búsqueda de lo mejor, es perseguir lo peor de nosotros, la parte que nos dice que nada de lo que hagamos será nunca lo bastante bueno”


Julia Cameron

profesora, escritora, compositora,

poeta, guionista, artista y periodista

 

Parece que este mundo en el que vivimos es bipolar en donde siempre hay un punto de equilibrio que los griegos llamaban Virtudes Cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.

Dicho punto de equilibrio es en donde los defectos humanos se convierten en virtudes.


Por ejemplo:



En el mundo físico, en un polo extremo está el hielo, en el otro polo está el vapor de agua y, el punto de equilibrio entre ambos extremos es el agua.


 


En términos de principios y valores, en un extremo está la cobardía y en el otro la loca audacia, cuyo punto de equilibrio es la Valentía.

 

 

  

Siguiendo este orden de ideas, podemos encontrar que en un extremo está la ineficiencia (la abulia) y del otro está el perfeccionismo; por supuesto los dos extremos son defectos humanos cuyo punto de equilibrio es una Virtud que llamaremos “La Mejora Continua” aunque hay autores que le llaman Optimalismo.

El concepto  Optimalismo (optimismo inteligente) fue acuñado por la psicología positiva, debido a que conjuga el realismo y el optimismo, que permite activar nuestros recursos internos para enfrentar y superar los desafíos de nuestro entorno.

El Optimalismo se fundamenta en la Fe y la Esperanza de que las cosas van a suceder, es decir buscar y encontrar soluciones.

Que ironía, la Fe (imaginar y creer que lo que queremos va a suceder) y la Esperanza (accionar para que suceda lo que queremos) son dos de las Virtudes Teologales heredadas de los antiguos místicos y de los griegos.

 

¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE PERFECCIONISTAS Y OPTIMALISTAS?

De primera instancia ambos tienen las mismas metas y objetivos, pero la diferencia fundamental es la actitud para obtenerlas.

El Perfeccionista dista mucho de ser una persona obsesiva y ordenada, en realidad implica una actitud (hacia ellos y los demás) de enfado o de ira debido a que lo que les sucede a ellos mismos y su alrededor no es perfecto.

Por lo tanto, tan mala es la abulia (ineficiencia) como el perfeccionismo, ambos son defectos del ser humano, pero se pueden resolver en su punto de equilibrio llamado Optimalismo o Mejora Continua.


La   Psicóloga Española Carmen Rodriguez De Haro nos ayuda a diagnosticar y a diferenciar a un perfeccionista de un optimalista.

No perdamos de vista que el punto de equilibrio (virtud) entre los dos defectos extremos (abulia y perfeccionismo) es el Optimalismo.

  

CARACTERÍSTICAS DE UN PERFECIONISTA (El Defecto)

• Tienen sentimientos de culpabilidad y autocrítica excesiva.

• Tienen miedo al error, a equivocarse, a no tomar las decisiones correctas, o a fracasar.

• Tienden a procrastinar, para evitar equivocarse; pueden abandonar o postergar las metas.

• Sufren de ansiedad y desánimo.

• No aceptan los errores pasados, presentes o futuros.

• Se autosabotean al embarcarse en metas poco realistas o difíciles de conseguir.

• El perfeccionista se impacienta por llegar al final de su meta, en línea recta, sin cometer ningún error. No contemplan los obstáculos como algo normal.

• Rechazan la realidad. Cuando no salen las cosas como “deberían de ser”, se produce un choque entre la realidad y la fantasía. Tienden a quedarse atascados y les cuesta salir de ahí.

  Si la realidad no es como “debería ser” pueden dejar de luchar, y no perseverar en su objetivo.

• Se centran más en evitar la angustia de cometer errores, que en la motivación de conseguir sus metas.

• Se centran en lo que no tienen y en lo que no consiguen.

• Su atención es selectiva hacia el error, en vez de hacia el logro.

• No son prácticos, porque se centran más en el problema que en la solución.

• La satisfacción por conseguir la meta es momentánea y rápidamente se embarcan en otra, sin haber disfrutado de la anterior.

• No aceptan la realidad. Sobre todo, cuando es contraria al ideal que esperan. Es como que en el mundo no debería de haber limitaciones o dificultades.

• No aceptan las emociones negativas. “No puedo estar triste, enfadado” …” “Tengo que ser el trabajador, amigo, hijo, novio perfecto”.

• No se conceden permiso para ser humanos. Todo esto provoca que disminuya la autoestima.

 

CARACTERÍSTICAS DE UN OPTIMALISTA (La Virtud)

• Basan las metas y objetivos en elecciones personales. Lo que “elijo o quiero” en vez de en lo que “debo o prefiero”.

• Se centra en la motivación de conseguir lo que se propone, más que en la presión de no cometer errores.

• Se centran en soluciones a los problemas, más que en no tener problemas.

• El optimalista sabe que no todo es un camino de rosas, y se enfoca más en disfrutar del proceso, y aprender de los errores. Da por hecho que estos van a existir.

• El optimalista sabe que el camino no es una línea recta sino, que pretender conseguir su objetivo implica a veces dar pasos hacia atrás o desvíos del camino. Acepta la realidad, no la niega.

• Entiende el fracaso o el error como una parte natural de la vida, y que puede estar ligado al éxito o al acierto. Se marca objetivos altos, pero son factibles o realistas porque divide la meta en submetas. Esto es, va pasito a pasito hasta que lo consigue. Saborea las submetas conseguidas, y no rápidamente pasa a otra.

• El optimalista acepta las emociones negativas, intenta comprenderse y buscar recursos constructivos para sentirse mejor.

• Son prácticos porque se centran en soluciones.

 

A manera de ejemplos Carmen Rodríguez de Haro nos dice:

“Imaginémonos que nos ponemos como meta tocar el piano. Un perfeccionista querrá aprender a tocarlo rápido, y se frustra por cada error que cometa, mientras un optimalista, apreciará cada progreso que haga, y cuando cometa un error, aprenderá de él para corregirlo”

 

En el caso de hablar en público, un perfeccionista entendería que no puede estar nervioso, cometer errores, o sentir emociones negativas, mientras que un optimalista entendería que es normal estar nervioso, cometer errores… E incluso en un momento dado, podría verbalizar en público su estado de nervios para que lo comprendiesen.

 

Con estos conocimientos, es claro que tanto la abulia como la imperfección son defectos y el punto de equilibrio (la virtud) es el optimalismo. 

 

¿Y que es la abulia?

La abulia es un concepto que se refiere a la falta de voluntad o energía para hacer algo o para moverse. Literalmente, su significado deriva del griego antiguo y es “falta de deseo”. En la terminología psicológica cuando la empleamos nos referimos a la falta de motivación o el desinterés hacia todo objetivo.

 

Con lo ya dicho, es evidente que un perfeccionista carece de paz interior, porque la necesidad de perfección y el deseo de tranquilidad interior entran en conflicto entre sí.

En lugar de estar contentos y agradecidos por lo que tienen, se concentran en lo que está mal en algo y en su necesidad de arreglarlo. Cuando nos concentramos en lo que está mal, implica que estamos insatisfechos, descontentos.

 

Como dice Richard Carlson en su libro Don't Sweat the Small Stuff:

“Ya sea que esté relacionado con nosotros mismos (un armario desorganizado, un rasguño en el auto, un logro imperfecto, unos cuantos kilos que nos gustaría perder) o las "imperfecciones" de otra persona (la forma en que alguien se ve se comporta o vive su vida), el acto de centrarnos en la imperfección nos aleja de nuestro objetivo de ser amables y gentiles.

Esta estrategia no tiene nada que ver con dejar de hacer lo mejor que puedes, sino con estar demasiado apegado y concentrado en lo que está mal en la vida. Se trata de darte cuenta de que, si bien siempre hay una mejor manera de hacer algo, esto no significa que no puedas disfrutar y apreciar cómo ya son las cosas. La solución aquí es darse cuenta de que se cae en el hábito de insistir en que las cosas deberían ser distintas de como son. Recuerda suavemente que la vida está bien tal como está, ahora mismo. Sin tu criterio, todo estaría bien. A medida que empieces a eliminar tu necesidad de perfección en todas las áreas de tu vida, comenzarás a descubrir la perfección en la vida misma”

 

Por otra parte, Jaime Burke en su blog


Nos dice: el perfeccionismo está presente en casi todos los problemas de ansiedad, problemas de pareja, inseguridades personales, depresiones, angustias laborales, bloqueos vitales. La lista de problemas creados por esta actitud es interminable por eso es de vital importancia sustituir el perfeccionismo por su opuesto: el optimalismo, una actitud ante la vida mucha más efectiva, flexible, productiva y llena de emociones positivas. Cómo siempre digo, aprender a cambiar actitudes no es fácil ni mágico, como buen aprendizaje normalmente se requieren semanas o meses para que en este caso una actitud optimalista forme parte de nuestra vida. Te recomendamos mucha paciencia, persistencia y trabajo personal y no te preocupes si no te sale a la primera, date tiempo y ya verás cómo lo acabarás consiguiendo”

 

  1. Jaime Burke en su blog nos deja las siguientes recomendaciones;

  2. El perfeccionismo es una actitud y por lo tanto se puede cambiar

  3. Sé consciente de que el perfeccionismo es una actitud muy errónea que engloba más de lo que crees

  4. El contrario al perfeccionista es el Abúlico y el punto de equilibro de estos dos defectos, es decir la virtud es el optimalista.

  5. Aprende a filtrar y a eliminar tus pensamientos perfeccionistas

  6. Elimina la idea irracional de que la perfección es posible y positiva

  7. Deshazte de la creencia irracional de que tu valor como persona, está determinado por tus logros.

  8. Elimina la idea irracional de que «todos los errores son terribles»

  9. Desarrolla, trabaja e integra en tu vida  un enfoque de solución de problemas (la cultura del error)

 

Fuentes:

Descarga el artículo dando clic en la imagen de abajo de este texto

🔴 Carmen Rodriguez De Haro (https://psicologiaymente.com/autores/carmen-rodriguez-de-haro) diagnosticar y a diferenciar a un perfeccionista de un optimalista

 

🔴 Carmen Rodriguez De Haro: ¿Soy perfeccionista u optimalista? Las diferencias entre estas actitudes. https://psicologiaymente.com/psicologia/perfeccionista-optimalista-diferencias

 

🔴 Richard Carlson. Don't Sweat the Small Stuff.


🔴 Jaime Burke. Como romper con el perfeccionismo y llegar a ser un gran Optimalista. https://jaimeburque.com/blog/como-romper-con-el-perfeccionismo-y-llegar-a-ser-un-gran-optimalista-parte-i/?pag=single



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